domingo, 11 de octubre de 2009

Sociedad - El grito de la tierra

El hombre solo aprende de sus errores cuando los ha cometido, y ahora estamos siendo testigos de uno de los mayores errores que la humanidad ha cometido.

La contaminación, el aumento de la temperatura, la disminución de la biodiversidad, el saqueo de todos los recursos naturales pensando que son infinitos,... la mismísima concepción de la vida tiene que cambiar en 7.000 millones de personas, nuestra forma de vivir debe de ser sostenible en el tiempo y debemos de pasar por la vida sin poner en riesgo la supervivencia de las generaciones futuras.

Mientras tanto, los países hacen grandes cumbres mundiales de la tierra, como la de 1992 en Río de Janeiro o la de Johannerburgo en 2002, donde hay un montón de buenas intenciones y acuerdo. Pero el tiempo pasa y los Estados Unidos siguen sin firmar el protocolo de Kioto por intereses económicos y los que lo firmaron no van a cumplir los acuerdos mínimos a los que se llegan. Por ejemplo España se comprometió a no superar en 2012 un 15% los niveles de 1990 y actualmente está en un 42,7%, lejos del cumplimiento de mínimos firmado en Kioto y eso que los objetivos que se marcaron fueron poco exigentes.
(evolución: 1997: 15%; 1998: 18%; 1999: 28%; 2000: 33%; 2001: 33%; 2002: 39%; 2003: 41%; 2004: 47%; 2005: 52%; 2006: 49%; 2007: 52%; 2008: 42,7%)

En abril del 2003, los ministros de 123 países de todo el mundo se comprometieron a alcanzar en 2010 "una reducción significativa de la actual tasa de pérdida de biodiversidad a nivel local, nacional y regional, como una contribución para paliar la pobreza y para beneficio de toda la vida sobre la Tierra". Pero seis años después, y a pocos meses antes de que se cumpla el plazo acordado en la VI Conferencia de la Diversidad Biológica de París, no sólo no se ha reducido el ritmo de pérdida sino que, de hecho, ha aumentado hasta extremos alarmantes, según los expertos.

Ante esta situación dramática se constata que los políticos no actúan como deberían de hacerlo, presionados por unos poderes económicos dueños y señores del mundo. Mientras tanto el pueblo permanece dormido, solo queda esperar al grito de la tierra para hacerle despertar, algo que tarde o temprano no me cabe la menor duda que sucederá.

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