viernes, 9 de enero de 2009

Sociedad – El pleno empleo

El incremento que está sufriendo España en los últimos meses es preocupante, todos los días los medios de comunicación nos muestran las largas colas que diariamente se forman en el INEM mientras los políticos se ven obligados a hablar de una mejoría de la situación a corto plazo.Nadie parece saber hacia dónde vamos, ni cuáles son las soluciones a adoptar, estamos esperando a que todo se restablezca realizando unas fuertes inversiones estatales sin garantías de éxito. Mientras tanto uno mira al cielo, esperando que el temporal pase y da gracias cada día que pasa de no formar parte de las estadísticas del INEM.

Y yo me pregunto ¿tengo que aceptar esta realidad social? ¿es el paro un problema imposible de resolver? yo no soy economista, pero si en España hay 20 millones de trabajadores que trabajan sus 8 horas diarias y 3 millones de parados, ¿no sería mejor intentar crear un modelo donde 23 millones trabajaran 7 horas?. Una situación de pleno empleo que sería difícil de conseguir pero que garantizaría a todos el acceso al trabajo.

Bertrand Russell en su libro "Elogio de la ociosidad" nos habla de la virtud del trabajo no como un fin sino como un medio, de tal forma que todo adulto sano tiene la obligación de trabajar para desarrollarse como persona. Desde este punto de vista el trabajo no solo persige el dinero, sino la aportación a la sociedad y a la civilización estableciendose como un derecho imprescindible para todas las personas.

Para conseguir esta ambiciosa tarea Russell propone una reducción de la jornada laboral a 4 horas que garantizaría el acceso al trabajo y permitiría controlar el exceso de producción al que nos vemos avocados en un mercado globalizado y de libre competencia.

miércoles, 7 de enero de 2009

Informática – Gestión de la información mediante Cuadro de Mandos

Cada vez es más normal disponer de pequeñas hojas de cálculo, bases de datos o aplicación donde se recoge la información para el control de un proceso interno de una empresa. En la actualidad existen multitud de sistemas de información que nos permiten trabajar con la información, realizar informes o estadísticas para el control de procesos de gestión.


Los cuadros de mandos fueron creados para realizar este tipo de trabajos, incluso permiten consolidar la información cuando esta procede de varias fuentes y realizar magníficos reportes de resultados. Pero hoy me gustaría hablar de la capacidad que tienen los cuadros de mandos no como un sistema de información sino como sistemas de gestión de la información.


Cuando integramos un cuadro de mandos en el ciclo de negocio, no solo estamos dando acceso a unos reportes que sirven para la comunicación interna dentro de la empresa, también podemos dotar a esos reportes de un valor añadido vital para la empresa, es entonces cuando hablamos de sistemas de gestión de la información.


Actualmente los cuadros de mandos permiten definir alertas y reportes programados que se ejecutan periódicamente y se mandan por correo electrónico, incluso podemos definir una única tarea que distribuyan los resultados a varias personas, de tal forma que cada persona reciba los datos con los que está relacionado. Esta potente utilidad de los cuadros de mandos nos permite por ejemplo utilizar reportes para la validación y consolidación de la información, de tal forma que el sistema informe automáticamente a los usuarios de las incidencias detectadas en sus operaciones.


Las posibilidades de inclusión dentro del ciclo de gestión de la empresa son ilimitadas, pudiendo de una manera sencilla incrementar considerablemente la eficiencia de los procesos. Además en la última década los programas de business inteligence y generación de cuadros de mandos se han hecho más sencillo de configurar y mucho más económicos, incluso existen proyectos de código libre y gratuitos como Pentaho, con los que uno puede iniciarse en esta increíble tecnología.


domingo, 4 de enero de 2009

Sociedad – Los impensables


Cada día miles de noticias se publican en los diferentes medios de comunicación, contemplamos un atraco a un banco, una tragedia de violencia de género, noticias económicas, discursos políticos, presenciamos los efectos devastadores de un huracán o una crisis alimentaria en África. Nadamos desorientados en un mar de noticias, que contemplamos diariamente mientras desayunamos, en el trabajo o cuando regresamos cansados a casa.

Hemos aprendido o nos han enseñado a ser espectadores de la noticia, no podemos actuar, ni pensar solo contemplar y comentar la tragedia para rápidamente olvidar. Es como si viéramos una película que está basada en hechos reales, sabes que ha pasado o está pasando pero no puedes hacer nada salvo ser testigo mudo de los hechos.

Cuando vemos las duras imágenes de la guerra, con padres con niños sangrando en brazos sin lugar a dudas sufrimos, pero segundos después lo situamos lejos de nosotros, en un lugar donde no podemos hacer nada y sencillamente lo dejamos caer en el olvido mientras nos cuentan la siguiente noticia. La conciencia lucha por hacerse oír y no permitir tanto sufrimiento, pero las preocupaciones diarias y las miles de noticias consiguen que nuestro consentimiento silencioso y anónimo.
Más cercanos tenemos a los mendigos que habitan las ciudades, gente que se ve empujada a la calle y que se hacen invisibles al resto de la sociedad. No pensamos en la tragedia que le hizo llegar a esta situación, en su nombre, en aportar una solución a su situación ... simplemente no pensamos, ni siquiera los vemos, sin darnos cuenta que el hombre es un ser social que necesita ser reconocido por los demás como asegura Tzvetan Todorov es su libro "La vida en Común".

Son los impensables, personas que sufren y ante las cuales nos creemos que no podemos hacer nada, personas condenadas al olvido que se ven sustituidas por los problemas personales del día a día. Las olvidamos para no sufrir, sin pensar en una solución a sus problemas porque nos llevarían a compromisos que la conciencia no permitiría que dejásemos sin realizar.


"Ante la injusticia es importante que alcemos nuestra voz, porque el silencio nos hace complices."

sábado, 3 de enero de 2009

Filosofía – Bertrand Russell

Esta matemático, filósofo y escritor, con el cual comparto la admiración por los ríos, escribió en 1930 el libro “La conquista de la felicidad”. Un libro interesante que como acertadamente indica en el prólogo Fernando Savater, es un libro escrito para gente sin agobios económicos, con relativa buena salud y que vive en régimen democrático, es decir para gente privilegiada, si bien es verdad que de esta gente afortunada podría vivir mucho más feliz si no se dejase arrastra por los sentimientos dañinos y los controlase con la razón.

Russell analiza el aburrimiento, la fatiga, la envidia, el miedo y en la segunda parte del libro los sentimientos positivos como el entusiasmo, el cariño, la familia o el trabajo.

En su análisis de la felicidad, nos indica que una parte indispensable es carecer de algunas cosas que se desea y comprender el mundo en que vivimos, buscando el contacto con la vida de la tierra y no dejarse llevar por los placeres momentáneos que nos ofrece la sociedad. Para Russell debe de existir un interés por todo, se debe de vivir con entusiasmo y mejor subestimándose que sobreestimandose. Con una actitud expansiva y generosa hacia los demás, que sin duda es una fuente de felicidad tan importante para el dador como el receptor.

Es importante comprender la brevedad e insignificancia de la vida, para vencer miedos y obtener una profunda alegría de la superación y construcción diaria que nos proporciona el trabajo y la vida. La esperanza personal puede fracasar pero si los objetivos forman parte de un proyecto más amplio que afecta a la humanidad, la derrota no será completa. En definitiva sentirse parte del rio de la vida.

Spinoza al que hace referencia el autor dijo: “ La persona que haya percibido lo que es la grandeza del alma, aunque sea temporal y brevemente, ya no puede ser feliz si se deja convertir en un ser mezquino, egoísta, atormentado por las molestias triviales con mieods a lo que pueda depararle el destino”.