Desde un punto de vista clasico podríamos definir un proyecto como un conjunto único de actividades necesarias para producir un resultado definido en un rango de fechas determinado y con una asignación específica de recurso. El desarrollo de productos, la prestación de servicios, o incluso la organización de la propia empresa son trabajos que pueden tomar la forma que pueden considerarse proyectos.
En la actualidad y debido a la rápida evolución que esta teniendo la sociedad actual, los proyectos deben apoyarse en modelos de desarrollo flexibles, que permitan una evolución rápida y continua, saliéndose de esa visión más clásica de planificación y control para favorecer una gestión ágil donde se prime la anticipación y la adaptación.
Los equipos que participan y realizan los proyectos también han sufrido cambios significativos y ahora es un equipo mucho más multidisciplinar, donde todos los miembros aportan y aprenden.
La utilización de herramientas como Redmine son imprescindibles para realizar un correcto seguimiento de los proyectos en curso. Al igual que otros gestores de proyectos este programa permite tener centralizada toda la información de un proyecto (evitando la dispersión de información que actualmente hay en muchas empresas, donde diferentes correos electrónicos almacenan la información vital del mismo). A los diferentes protectos se les asignan integrantes con diferentes perfiles que son los que van enriqueciendo el proyecto y realizando las tareas asignadas. El seguimiento de estas tareas nos permite controlar las posibles desviaciones y sobre todo saber las causas que motivan los retrasos, para así poner solución con rapidez.
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