
El autor propone crear una nueva conciencia que permita elevar a la especie humana por encima del temor, la ignorancia y el aislamiento que le acosa hoy en día. Una sociedad del ser, donde si soy lo que soy y no lo que tengo, nadie pueda arrebatarme mi seguridad y mi sentimiento de identidad. El temor a la muerte se supera porque la vida no se ve como una posesión. Para ello hay que subordinar la economía a las necesidades de los pueblos, plantearnos si debemos limitar la producción, prohibir la publicidad cuando lo consideremos dañino, eliminar la desigualdad creciente entre pobres y ricos, etc.
Frente al progreso de producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin restricciones, Fromm propone el ser de la experiencia, la fuerza del nosotros, un consumidor proactivo que rompe con el adoctrinamiento social y con su pasividad, para utiliza su poder de cambio. Ya no hay naciones, sino humanidad y un sentimiento sincero de identificación con las futuras generaciones.
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