Un breve libro escrito magistralmente por Joaquín Estefanía, que a pesar de haberse editado en 1996 es completamente contemporáneo y que explica de una forma sencilla la sociedad poscapitalista en la que nos ha tocado vivir y eso que todos llamamos globalización.
Todos los días una masa creciente de capitales navega por el ciberespacio, por el mundo, buscando rendimiento. Ya no es necesario la inversión atendiendo únicamente a criterios de producción, cualquier suceso social puede hacer que cientos de miles de millones entren o salgan de un país en apenas unas horas y antes esto las economías nacionales se sienten impotentes.
Esa ingente cantidad de dinero busca incansablemente la maximización de la producción y del beneficio sin subordinarse a ningún objetivo social, cultural o religioso. Es una “racionalidad económica” que actúa de manera independiente a las demandas de la sociedad. Una sociedad que vive en una situación de bajo crecimiento, alto desempleo, inflación moderada y bajos tipos de interés.
La productividad se ha multiplicado exponecialmente y la jornada de trabajo sigue siendo la misma, lo que nos lleva a un paro en continuo crecimiento porque no hay trabajo para todos. Solo tenemos que comprobar como el paro crece durante las recesiones, pero no cede proporcionalmente durante las etapas expansivas. La solución que defiende Joaquín pasa por compartir el tiempo de trabajo, pero todavía no hay intención social y global de hacer un cambio de esta importancia.
La generación X, académicamente muy bien preparada que no puede optar a un puesto de trabajo y las familias y los fondos públicos destinados a cubrir las necesidades esenciales han creado una cultura de la pobreza que limita la indignación y capacidad de rebeldía del individuo, bloqueando la fuerza que siempre ha impulsado la transformación social, “el conflicto social”.
“Es una sociedad de trabajadores que se va a liberar de las cadenas del trabajo, y esta sociedad ya no sabe nada de las actividades más altas y más enriquecedoras para las que valdría la pena obtener la libertad. Lo que tenemos ante nosotros es la perspectiva de una sociedad de trabajadores sin trabajo es decir privados de la única actividad que les queda. No es posible imaginar nada peor.” Hannah Arendt
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