Santiago defiende su hipótesis realizando un cuidadoso estudio histórico que describe en este libro centrándose en las últimas crisis vividas, donde la sobreproducción y el subconsumo obligaron a potenciar el crédito y el endeudamiento para conseguir un crecimiento económico temporal del PIB que ahora se agota.
El capitalismo del despilfarro se ha acabado. El crecimiento del mundo se ha basado en la creencia de que gastar de todo, sin límite, era posible incluso necesario compensando los desequilibrios creados con nuestra tecnología y nuestra ingeniería financiera. Cuando la deuda se ha hecho insostenible y se ha acabado la capacidad de absorber bienes de consumo nos hemos dado cuenta que lo necesario es lo importante.
“No es la más fuerte de las especies la que sobrevive,
ni tampoco la más inteligente,
sino la que responde mejor al cambio”
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