Daniel Goleman dice en su libro que somos emociones, y actuamos movidos por emociones. Existen en el hombre una serie de reacciones rápidas donde el corazón asume el poder y junto con sistema límbico actúa en las situaciones de urgencia, luego hay un segundo tipo de reacción emocional que proviene de la cabeza y es más lenta y racional. En todos los casos la emoción va unida a un cambio físico de nuestro organismo, que aunque varia para cada persona puede ser en muchos casos detectada y reconocida.
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender nuestros sentimientos y los de los demás, tolerar las presiones y frustraciones, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo. Es el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, todos sentimientos indispensables para una buena adaptación social.
· El conocimiento de las propias emociones.
· La capacidad de controlar las emociones.
· La capacidad de motivarse.
· El reconocimiento de las emociones ajenas.
Es un libro lleno de ejemplos donde fácilmente te ves retratado y que te hace reflexionar sobre situaciones pasadas, donde las emociones jugaron un papel determinante. Trata temas tan importantes como la extrema timidez o la excesiva hostilidad como origen de la marginalidad en la escuela, la empatía de los asesinos o pedófilos, la crítica destructiva en el trabajo o el matrimonio, las reacciones emocionales de los pacientes, pero sobre todo se centra en la importancia que tiene la educación y seguimiento de las emociones en el mundo infantil.
La nuestra es una época en la que las familias se ven acosadas, en la que ambos padres deben trabajar muchas horas y se ven obligados a dejar a los niños en muchos casos al cuidado de la televisión y el videojuego; una época que en cuanto a desarrollo emocional de los jóvenes raya en la negligencia. Es el momento de mayor crecimiento y formación de nuestro celebro y donde los circuitos neuronales más utilizados serán fortalecidos frente a los menos utilizados y donde las experiencias vividas nos condicionarán y fijarán una aptitud hacia la vida.
Aristóteles decía que hay que aprender a enfadarse en el momento justo, con la persona adecuada, en el grado exacto, con el propósito justo y del modo correcto. En este sentido este libro nos ayuda a conocernos un poco mejor.